viernes, 19 de abril de 2013

DE LIBROS Y LECTURAS...


MI LIBRO FAVORITO


Me piden que cuente cuál es mi libro favorito... algo totalmente imposible para una lectora voraz, desordenada y salvaje como yo. Muchas veces, de acuerdo al momento o etapa de nuestras vidas, algunos libros se tornan más importantes que otros y nos van dejando sus huellas indelebles en la piel, en los huesos...  

Desde niña he sido una gran lectora gracias al impulso de una madre que no dudaba en acercarle a sus hijos los mejores libros que tuviera o pudiera conseguir.  De aquella época recuerdo los clásicos juveniles: Luisa M. Alcott, Julio Verne, Emilio Salgari, Enid Blyton, las hermanas Brontë, Du Murier, José de Vasconcelos y tantos otros.  De allí a los clásicos de todos los tiempos hubo un paso: Oscar Wilde, Shakespeare, Cervantes, Chesterton, Poe, Chejov, Maupassant, Bernard Shaw, Homero y Cervantes con su enjuto Don Quijote a quien cada vez creo más cuerdo en un mundo desvencijado, a quien admiro cada vez más en la lucha por sus ideales en medios adversos, incrédulos, sin valores. Libro que muestra la dualidad del hombre, la decisión de vivir los sueños a cualquier edad y contra toda burla mundana. También fui pasando desordenadamente del dolor de Dostoiesvski al realismo de Balzac y su Comedia Humana, Flaubert y Zola para encontrarme mucho después con la angustia de Sábato y Roberto Arlt; las Ficciones de Borges y el Boom Latinoamericano: García Márquez, Rulfo, Carpentier. Me desestructuré con Cortázar y descansé en la nueva novela histórica y la narrativa femenina.


Desde adolescente copiaba poemas que no siempre entendía en una carpeta con hojas Rivadavia que todavía conservo... Así descubrí, me maravillé, sufrí y me emocioné con poetas como Neruda, Vallejo, Octavio Paz, José Ángel Buesa, Borges y sus laberintos, Nicanor Parra, Huidobro... Juan Ramón Jiménez, Machado, Dámaso Alonso y los poetas de la posguerra española. Más tarde Roque Dalton, Juarroz, Gelman, Castilla, Alfonsina Storni, Olga Orozco, Alejandra Pizarnik  y... la lista se haría interminable. 

  Como madre y docente devoré, durante mucho tiempo, los libros de Jaime Barylko, sobre todo “La sabiduría de la vida” que es un libro para leer y subrayar que expresa cómo hacer para vivir en medio del vacío actual, cómo encontrarle ese “sabor” a la vida. No es un libro de autoayuda.  Es un texto para pensar ya que  actualiza – con sencillez y de un modo particular- a grandes pensadores de todos los tiempos (Heráclito, Sócrates, Ovidio, Teresa de Jesús, Shakespeare, Dostoievski, Ortega, Heidegger, Buber, Borges, Fromm, Foucault, Eco y muchos otros).

Vienen a mi encuentro muchos autores, personajes y palabras que extenderían mucho esta lista inicial... en la vorágine de un mundo que va perdiendo su humanismo, nada mejor que volver a los libros de todas las épocas, para descubrir, como decía Vargas Llosa que muchas veces nos “marcan más” algunos personajes de la literatura que los hombres de carne y hueso. Porque no hay duda, también somos lo que leemos y lo que nos han leído y cantado desde niños. Esos textos son parte de nuestro ser, son nuestra textoteca interior. Porque leer abre los ojos y el corazón, humaniza el alma y sensibiliza y, por eso mismo, leer es siempre una buena idea.



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