A propósito de la Serie Fauna Nativa de Mariana Raposo
Por María Belén Alemán
Importancia de los
libros de no ficción en la infancia:
Sin duda a todos los que nos acercamos a estos artículos nos
interesa colaborar en la formación de lectores críticos, capaces de interpretar
el mundo que lo rodea y decirlo. Entendemos la lectura como nutriente, como
savia que recorre nuestro interior y nos permite echar ramas con hojas que
multiplican la imaginación, la creatividad, los saberes, los caminos, las voces.
Por eso, a la hora de leer con los niños, tanto en la escuela como en los
hogares, deberíamos ofrecer una importante variedad de textos. Es decir, que
haya encuentros con historias, con leyendas, canciones, poesías, trabalenguas,
rimas…, pero también con libros de no ficción, libros que les permitan ir
aprehendiendo su entorno y conocerse a sí mismos. Si bien a la hora de elegir
qué leer los libros de ficción suelen ser los privilegiados por muy diversas
razones hay también libros informativos pensados especialmente para los niños
que no deberían estar ausentes en estos encuentros; libros que cuentan el mundo,
que amplían miradas.
Entre los beneficios de los libros de no ficción podemos
mencionar el desarrollo de la curiosidad, del pensamiento crítico, de la
imaginación y del intelecto. Los textos, aunque sean escritos por científicos o
expertos en la temática, ofrecen información sobre el mundo real con gran
diversidad de recursos, con lenguaje claro, accesible y un diseño cuidado y
atractivo.
No se trata de establecer jerarquías entre los libros de
ficción y no ficción ni validar unos sobre otros. Tanto la lectura informativa
como la lectura estética se complementan y son excelentes compañeros para pasar
tiempo con ellos. Ambos son un refugio, dan la posibilidad de viajar y conocer
lugares insospechados, son puertas que se abren para conocerse, conocer al otro
y al espacio donde se vive, son libros para cobijar en cualquier biblioteca.
Cuando nos referimos a los libros de no ficción no estamos
hablando de los manuales escolares donde la información suele ser anónima,
estereotipada, fragmentada y de uso exclusivo en el aula y para realizar
tareas. Nos referimos, en este artículo, a los libros informativos pensados
especialmente para la infancia, que desarrollan la temática desde un criterio
de diseño y edición muy especial ya que entran en juego diferentes recursos
textuales y visuales para hacerlos comprensibles y atractivos a la vez. Por
ello, la imagen es fundamental a la hora de complementar la información. Las
ilustraciones facilitan la comprensión de lo textual, las explicaciones se
vuelven más amigables e interesantes.
Pero ¿qué sucede con estos
libros en la era digital?
En una época en que tenemos todo al alcance de un click pareciera
que un libro informativo no tiene mucha razón de ser. Sin embargo, si bien es
cierto que en cualquier buscador de internet encontramos muchísima información,
la misma no está diseñada, en general, para los niños. Hay muchas páginas sobre
un mismo tema que ellos no sabrían identificar como válidas y los datos suelen
ser muy amplios, excesivos, casi inabarcables. La lectura no resulta amena para
los niños, se vuelve difícil y tediosa, complicada para seleccionar y tamizar.
Son textos cargados de información, de hipervínculos. Requieren de un mediador
adulto que filtre, seleccione, sintetice y explique la información obtenida.
Cierto que hay páginas de internet dedicadas especialmente a los niños que
cumplen con la transmisión de conocimientos de una forma amena e interactiva, pero
creo que el libro es un objeto valiosísimo en sí mismo que no debemos
descartar. Los libros de no ficción son un instrumento ideal para introducirlos
en el saber sobre el mundo que los rodea. Son ideales porque la presentación
estructurada y ordenada de la información los ayuda a no perderse en el exceso
de datos que circula por el ciberespacio y colaboran a que el lector inexperto
ordene y filtre información naturalmente además de favorecer un vínculo
empático entre mediador – libro – lector. Manipular libros, hojearlos, olerlos,
mirarlos y remirarlos, doblarlos, pasear por sus páginas, hacerlo propio
poniéndole su nombre, subrayarlos,
señalarlos, son placeres específicos del
objeto libro e implican una experiencia única de lectura.
Con estos libros, los pequeños pueden acceder a un
aprendizaje más libre, donde la propia curiosidad y los intereses marcan los ritmos
y las demandas. Son libros que no requieren de una lectura ordenada y
continuada: se pueden leer de manera fragmentada, deteniéndose en el tema o
ilustración que les guste o deseen profundizar, no se suelen leer de corrido.
Invitan a detenerse en una imagen, en una frase, se va y se vuelve en un
zapping visual y propician un intercambio oral sumamente enriquecedor con el
adulto mediador.
Un ejemplo de lo expuesto son los libros pensados, escritos y
coordinados por Mariana Raposo que constituyen la Serie Fauna Nativa.
Serie Fauna Nativa de Mariana Raposo:
¿Por qué estos libros?
Así ocurre con la colección Fauna Nativa, del Proyecto
Amar lo Nuestro. Una serie de libros dedicados a la fauna original del
Noroeste argentino escritos por Mariana Raposo[2],
“una
enamorada de su provincia (Salta) y que lucha para que se valore y conserve el
valioso patrimonio natural y cultural de la región del norte de Argentina.”
Desfilan ante los lectores personajes entrañables creados por
los ilustradores: Nina, la flamenco andina; Amir, el tapir; Teté, la yaguareté;
Cristal, la rana marsupial; Tito, el murcielaguito y Baldomero, el chanchito
quimilero. Animales que cobran vida de la mano de los ilustradores Juan Giménez, Ismael Gudiño y Juan Manuel
Tanco, quienes crearon a los protagonistas con mucha ternura y calidez.
La curiosidad de los niños queda satisfecha y seguramente surgen
nuevas preguntas que el mediador puede ampliar a través de las fuentes y
bibliografía específica que ofrece cada libro. Ilustraciones y fotografías se
combinan. Así por ejemplo, cada libro cuenta con un “Álbum familiar” donde hay
fotos de los animales y su familia. Un guiño simpático y necesario para que el
pequeño lector “verifique” que los animales existen en la vida real.
La autora tiene muy presente quiénes son los destinatarios y
atiende a sus intereses. Por eso, presenta la información de manera sencilla,
clara, precisa e incluye nombres científicos cuando lo considera pertinente. Construye
lo textual a partir de indagaciones, de preguntas y hay cuotas de humor en
algunas ilustraciones y comentarios.
Conocedora del atractivo que ejerce la rima sobre los niños,
Mariana pensó en nombres y epítetos rimados para favorecer la memorización de
los animales. Además, resulta muy significativo la elección de la voz
narradora, ya que quienes hablan son los propios animalitos. En la primera
página el protagonista se presenta en primera persona, creando cercanía con el
pequeño lector:
“Hola, yo soy Nina. Soy
una hembra de flamenco andino que habita en lagunas del Noroeste de la
República Argentina y otros lugares de SudAmérica. Yo les voy a contar quiénes
somos, cómo vivimos, qué comemos y muchas otras cosas para que nos conozcas.”
“Hola, soy Cristal, una
joven ranita marsupial. Pertenezco a la especie Gastrotheca Christiani. Yo te
voy a contar sobre nuestra especie para que nos conozcas. Somos animales
pequeños que vivimos ocultos en las selvas de las yungas…”
Este último libro tiene la peculiaridad de ser una edición
bilingüe: español – wichí y es por eso que Baldomero anda muy feliz entre los
pueblos originarios y las comunidades rurales de la región.
Luego de la presentación en primera persona, el personaje
pasa a contarnos en tercera persona del plural quiénes son, su hábitat, sus
aliados, sus enemigos, etc. Pasar a un “nosotros” ofrece al lector la idea de
que el protagonista no está solo y una gran familia lo acompaña, esa familia
que debemos conocer, cuidar y proteger. El lector se ve involucrado
emocionalmente, se crea un clima de intimidad y complicidad.
La autora pone de manifiesto su inquietud por fomentar el
conocimiento de la fauna nativa y amar “lo nuestro”. Hace suya la convicción de
Baba Dioum (ambientalista senegalés, 1968) de que “solo conservamos lo que amamos, solo amaremos lo que conocemos y solo
conoceremos lo que nos enseñen.” Considera fundamental que los niños
conozcan su rico patrimonio natural y cultural, se apropien de él y lo
respeten.
Dice Mariana Raposo: “La
mayoría de las obras literarias y audiovisuales para niños y adolescentes hacen
referencia a sitios maravillosos y personajes fantásticos. Algunos irreales,
otros reales, pero lejanos, que
estimulan su imaginación, creatividad y los enamoran. Paradójicamente, al mismo
tiempo, los niños y adolescentes están rodeados de ambientes, plantas y
animales que no conocen ni valoran e incluso a los que temen. Resulta
fundamental en estos tiempos en que sabemos que la supervivencia de las formas
de vida está en riesgo, invertir nuestros esfuerzos en difundir información de
base científica para dar a conocer el funcionamiento de los sistemas naturales
que sustentan la vida. Los niños y adolescentes, herederos del mundo que les
dejamos tienen derecho a aprender, a conocer y valorar su entorno desde la
infancia.”
Aunque los libros están numerados y constituyen una serie, son
independientes, se pueden leer en cualquier orden. La lectura de cada libro
puede ser también un ir y venir de las páginas, se los puede leer de adelante
para atrás y de atrás para adelante. El pequeño lector puede detenerse en una
frase, un gráfico, un dibujo, volver a leer, indagar, preguntar porque son
libros que no tienen una normativa lectora, una regla para leer e indagar. Por
otra parte, son libros que permiten un diálogo al interior de las familias,
fortalecen vínculos, favorecen la oralidad, potencian la curiosidad, la empatía, fomentan encuentros.
Los libros de la serie Fauna
Nativa fueron creados por un equipo multidisciplinario, característica de
casi todos los libros informativos. Se unieron para la creación: científicos
divulgadores, ilustradores, pedagogos, fotógrafos, diseñadores, editores. Cuentan
con el auspicio o aval de diferentes fundaciones y han sido declarados de
Interés cultural, educativo o medioambiental en la provincia de Salta.
La información científica que ofrecen es fiable, rigurosa y
está organizada y relatada de forma amena. La lectura de esta serie es muy
placentera y algunos números tienen cierto carácter lúdico e interactivo.
Aparecen mapas, esquemas ilustrados, distintas tipografías, tablas,
números, y otros recursos como corresponde a un libro de no ficción. Al final
se incorporan consejos para padres, el porqué del libro, fotos de los
responsables y el rol que cada uno cumple en el equipo. Así, todos visibles, el
libro se vuelve cercano.
La serie Fauna Nativa de Amar lo Nuestro es
un proyecto audaz y convocante, el primero que surge en estas latitudes. Es un
proyecto con idea de continuación, no cerrado aún. Sus pequeños seguidores
esperan ansiosos el próximo número, se preguntan qué animalito será el
protagonista. Es que, además, los libros sobre animales suelen ser los
favoritos de los niños.
En síntesis…
Fomentar la lectura de libros de no ficción permite generar
interrogantes, indagar, buscar más datos. Son libros creativos en el diseño, en
las ilustraciones y en los temas, permiten la exploración, dejan con ganas de
más.
Recordemos que a la hora de leer con los niños, es importante
equilibrar textos ficcionales con otros de no ficción que permitan a los niños
conocer el mundo, ampliar miradas.
En el mercado editorial hay una gran variedad de libros de no
ficción interesantes, lúdicos, accesibles que merecen formar parte de las
lecturas infantiles y los libros de Mariana Raposo sobre la fauna del NOA son
un ejemplo. Leemos el mundo a través de estos tipos de libros, interpretamos lo
que sucede, lo que nos rodea, nos permite relacionarnos mejor con el medio
ambiente. Libros que no solo aportan conocimientos sino que también colaboran a
la formación de lectores advertidos, críticos y de seres humanos comprometidos
con su entorno. Conocer para querer, es el lema de esta colección.
Podríamos decir que Mariana Raposo, en la serie Fauna
Nativa, tuvo en cuenta las tres “E” que el escritor Eric Carle propone:
emoción, entretenimiento y educación ya que el pequeño lector siente empatía
por los animalitos que va conociendo (aunque sean feos como los murciélagos),
lee con total libertad porque no es necesario respetar el orden de las páginas y,
además, aprende.
Para finalizar, creemos que leer libros de no ficción es
también una experiencia reveladora y subjetiva. Cada lector podrá encontrar resonancias
de otros textos, despertará saberes previos,
experimentará sensaciones diferentes ya que leer – cualquier clase de
texto – implica de por sí una “corporeidad”. Mientras se lee el cuerpo
reacciona, se acomoda, se hacen gestos, se distiende o se tensa, se acomoda y
desacomoda. Se lee con la voz externa e interna, se alertan los sentidos. Leer
es acción, no es un estado pasivo, implica una reacción. Algo resuena, algo se
transforma, algo crece dentro de cada lector y esto puede lograrse con
cualquier tipo de lectura que resulte atrapante. La lectura de no ficción es
también un puente a otros tipos de lectura, a la oralidad, al intercambio
dialógico, a la posibilidad de estructurar ideas, un puente para ampliar
conocimientos, clarificar ideas, despertar intereses y pasiones. Por eso leer,
cualquier tipo de textos, es siempre una buena idea.
Bibliografía:
Garralón, Ana (2013) Leer
y saber. Los libros informativos para niños. Tarambana Libros.
Sánchez Arjona, Eva (2020) El libro de no ficción como herramienta para promover la interacción
oral en el aula de Educación Infantil. Una
propuesta basada en talleres de lectura. Universidad de Cadiz.
Consultas sobre libros
de no ficción y recomendaciones en:
https://anatarambana.blogspot.com/
http://www.bookfair.bolognafiere.it/878.html
[2] Mariana Raposo, ingeniera en Recursos Naturales y medio ambiente. Trabaja como consultora independiente. Realiza estudios específicos y coordina equipos interdisciplinarios que llevan adelante estudios de impacto ambiental y social, auditorías ambientales y otros proyectos. Coordinadora del Proyecto Amar lo Nuestro y autora de los seis libros (escritos hasta el momento) de la Serie Fauna Nativa. Para comunicarse con la autora:
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