lunes, 20 de agosto de 2012

Cinco preguntas a cinco escritores de Literatura Infantil y Juvenil de Argentina:Elena Bossi, Jorge Accame, Honoria Zelaya de Nader, Mónica Cazón y María Belén Alemán.

ENTREVISTA A CINCO ESCRITORES ARGENTINO DE LIJ, por Horacio Semeraro
Publicado en el blog de la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil 

En la historia universal de la literatura, que se remonta a milenios, la literatura infantil y juvenil tal como la conocemos hoy, es un niño de corta edad. Es que su enorme desarrollo, -además del aporte de las campañas educativas a favor de la lectura y de los propósitos psicopedagógicos- se vio favorecido por el desarrollo de la computación y por el incentivo de los enormes réditos económicos que produce el género. Aunque evidentemente, se lee más pero de otra calidad y forma. Por otra parte, aún se sostiene en algunos ámbitos que los libros didácticos son parte de la literatura infantil y juvenil. O que la literatura es una sola y solo se diferencia por el público lector, de acuerdo a su capacidad y subjetividad y muchos temas más. Entre ellos la cantidad y calidad de las lecturas infanto-juveniles, comparadas con las de nuestra niñez o la de nuestros padres y abuelos. 
Para conocer diferentes opiniones sobre estos temas de una manera accesible a todo público lector, me permití efectuar un sondeo entre algunos escritores descollantes-o con obras meritorias sobre el género- en una serie de entrevistas para la Academia Argentina de Literatura Infantil y Juvenil. De hecho ya comenzó con la entrevista a Ana María Shua, recientemente publicada en el blog de la AALIJ. 
Ahora, dos escritores jujeños: Jorge Accame y Elena Bossi, dos escritoras tucumanas: Honoria Zelaya de Nader y Mónica Cazón y una escritora salteña: María Belén Alemán, nos contestan un cuestionario de cinco preguntas que nos permite, además conocer sus obras : 
1 - Usted piensa que existe una “literatura infantil” o que la literatura es una sola ? 
2 - ¿En qué se basa para elegir los temas de sus libros? 
3 - El mercado y la demanda de determinados temas ¿son decisivos a la hora de escribir ? 
4 - ¿Cuál es para usted su mejor libro publicado, suponiendo que tuviese que elegir uno solo ? 
5 - Los chicos de ahora ¿leen más, igual ,o menos que antes? 
 
Y éstas fueron sus respuestas: 


María Belén Alemán. Es Profesora en Letras y Especialista en Gestión Educativa. 


Su libro Poemas para leer sin voz/s obtuvo el Premio Accesit del Concurso Benito Crivelli de Pro Cultura Salta (1999) y su poemario Detrás de los silencios el Premio de la Secretaría de Cultura de la Provincia de   Salta, 2002. Recientemente (julio 2012) obtuvo el Primer Premio de Poesía por su libro Qué profunda es la noche. En el año 2006 el libro de cuentos infantiles, El estanque mágico y otros cuentos mereció el Primer Premio del Concurso de literatura infanto-juvenil Oscar Montenegro de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta. Fundó el grupo LecturArte, Delegación Salta de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil de la Argentina que continúa coordinando hasta la fecha. Su novela Hasta volvernos a encontrar… Tupananchiskama, (Mundo Gráfico editorial) es la primera ficción sobre la Doncella del Llullaillaco. 


1) La literatura es siempre una. Los críticos y estudiosos insisten en clasificar y encasillar las producciones. La literatura, para niños o adultos, permite entrar en un mundo mágico donde todo es posible, permite bucear en los sentimientos más profundos del ser humano, en la condición humana. Es un encuentro entre dos almas sensibles (autor-lector) y por ello mismo nos acerca a nuestras incertidumbres, contradicciones y grandezas. La literatura nos dice, dice al hombre en sus distintas épocas, contextos y circunstancias ya sea desde el humor, la parodia, la tragedia, el realismo, el misterio… y para ello no hay edad. Hay modos diferentes de narrar. Creo, como Juan José Saer en una “literatura sin atributos” o como Ma. Teresa Andruetto “sin adjetivos”. La palabra literaria supera las clasificaciones. No obstante, soy consciente que hay libros que se adecuan más a los lectores infantiles o juveniles y que hay muchas obras que no fueron escritas especialmente para los pequeños lectores pero han sido leídos por miles de ellos. Y los buenos autores que escriben pensando especialmente en un lector infantil o juvenil lo hace desde la necesidad de decir algo, desde el respeto y la calidad literaria, sin menospreciar a su lector desde el tema, el lenguaje o el “lugar” desde donde escribe porque está haciendo “Literatura” (así con mayúsculas). 
El problema de “literatura infantil” o “literatura a secas” se ha generado, más bien, en el mundo editorial que – incluso – fabrica escritores o pone de moda temas que deben abordarse literariamente aunque no sé si a todo lo que se publica puede llamársele literatura (me refiero, por ejemplo, a tantos libros que hay en el mercado infantil sobre temas de ecología, valores, sida, divorcio, etc.). 
2) En la vida misma. La literatura habla de la vida, ¿de qué otra cosa sino? Me nutro de lo que sucede a mi alrededor, a mi misma, a conocidos y desconocidos, lo que ocurre en este tiempo y lo que ocurrió hace muchos años e impactaron, de alguna u otra manera, en la sociedad y en el ser humano. Me nutro de anécdotas, de lo que observo y escucho que dicen los niños y los grandes, de sus reacciones, dudas, sueños, temores y preocupaciones. 
3) Hay escritores que atienden mucho al mercado, a la demanda. No es mi caso. Escribo lo que siento, pienso y quiero. Tal vez, como escritora del interior, todavía no me he contaminado de esa ansiedad de escribir lo que venda y nos haga famosos. Pero es cierto, no lo podemos negar, estamos en un mundo donde la oferta y la demanda cumplen un rol fundamental en la industria editorial. Pero son las mismas editoriales las que generan esa “demanda” sobre todo en las escuelas, en las ofertas y promociones a los docentes que son los que más compran “por catálogo” 
4) Es muy difícil hablar de la propia obra con objetividad. Cada libro es una parte de uno mismo porque no nos podemos desprender del ser que somos cuando escribimos. Cada libro tiene algo especial. Por ejemplo, refiriéndome sólo al libro “El estanque mágico y otros cuentos con secretos”, la segunda edición del mismo es para mí un tesoro muy especial porque las ilustraciones las hizo mi hija y el libro fue editado en Salta por Mundo Gráfico que apostó al mismo y confió en mi escritura. Entonces, es un libro muy querido porque compartí con gente muy querida su proceso de edición. Pero mi novela “Hasta volvernos a encontrar… Tupananchiskama”, es también especial porque la historia que cuenta es especial en sí misma y ha sido leída por muchos jóvenes aunque no fue escrita pensada en un público juvenil. Es la primera ficción que se escribe sobre la Doncella del Llullaillaco, una joven inca entregada a los dioses hace más de 500 años y que fue encontrada en el santuario de altura del volcán Llullaillaco en perfecto estado de conservación. 
En fin, mi primer libro de poemas, el último, el que todavía está inédito…y así podría seguir. Pero todos tienen algo que merece la pena ser recordado o perdonado (Galeano dixit). 
5) Creo que leen de manera distinta. Si analizamos las lecturas “cibernéticas” que hacen diariamente a través de las redes sociales, juegos, búsquedas de información para el colegio, etc. podríamos discutir el concepto de cantidad. Me parece mejor hablar de calidad. Ahí puede estar la diferencia. Creo que antes se leía más literatura porque había menos opciones para el ocio y el divertimento. Se entendía la lectura literaria de otra manera, era común pasar el tiempo leyendo. Hoy se pasa el tiempo viendo televisión, mandando mensajes por facebook o con los juegos electrónicos. Lo importante es entender que los chicos de hoy pueden leer tanto o más literatura que antes pero en distintos formatos. La computadora está instalada en todos los hogares y eso es una realidad que hay que tomar a favor y no en contra. Lo que habría que hacer es motivar a los niños y jóvenes para que “aprieten, de vez en cuando, la tecla correcta” y no sólo pierdan largas horas jugando sino también leyendo y disfrutando de las buenas obras literarias que están subidas a la web. 
En una experiencia personal en una escuela donde fui a narrar mis y a hablar con los chicos me llamó la atención la desesperación que tenían por tocar, palpar, oler los libros que yo había llevado. También cómo se “metieron” en las historias e interactuaron con ellas. Si los niños no leen más es porque no se les da la oportunidad de leer, no se les presenta el maravilloso mundo de la lectura y el libro con la magia y la fuerza que se merece. La lectura se ha escolarizado demasiado. No está mal si, como dice Graciela Montes, entendemos a la escuela como la gran ocasión para formar una sociedad lectora. Pero no debe ser la única. Sería muy bueno volver a la “hora del cuento” en la casa, leer con y para los niños dentro y fuera de la escuela. 
Por otra parte, parece una paradoja que se publique cada vez más. Todas las semanas llegan a las librerías nuevos títulos (para todas las edades). El tema de la lectura sigue siendo el centro de muchas jornadas, simposios, congresos. Es sin duda, un tema que merece toda nuestra atención y que tendría que ser una preocupación de todo país que quiera crecer y progresar. 




Elena Bossi escribe narrativa, teatro y ensayo. Es doctora en Letras y trabaja como docente e investigadora en la Universidad Nacional de Jujuy. Fue residente en el Programa Internacional de Escritores de la Universidad de Iowa y está por realizar otra residencia en la Fundación Valladolid para artistas en Almería (octubre 2012) . Entre sus obras: Leer poesía, leer la muerte, Beatriz Viterbo (Premio Fondo Nacional de las Artes de ensayo),Otro lugar, El Copista (Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires), Los otros, UNL, Seres Mágicos que habitan en la Argentina, El Copista. Su comedia En los brazos de Alfredo Alcón fue seleccionada para representar a la provincia de Jujuy en el festival nacional en 2009. 

1) Existe desde siempre –tuvo un enorme crecimiento en las últimas décadas- un mercado de producción y consumo. Creo que el incremento de ese mercado tiene sus pros y sus contras. Lo bueno es que se considera que el niño es un lector diferente del adulto, se ilustran los libros y se escribe pensando en ese lector. Lo malo es que muchas de las maravillosas obras que se editan para chicos, se las pierden los adultos por prejuicio. Por otra parte, el prejuicio resulta algunas veces justificado pues se publica mucho y una gran parte no tiene la excelencia que debería. A veces, un material bien ilustrado o de edición muy cara es acompañado por textos descuidados y de mala calidad. Por otra parte, existe un prejuicio inverso, la existencia de un mercado especializado hace pensar que los niños solo deben buscar sus lecturas entre lo etiquetado para ellos y también ahí se pierde mucho. 
2) No suelo elegir los temas de mis libros, más bien los temas se me imponen. Cuando se trata de escribir algo para chicos, a veces me concentro en mi propia infancia y recupero sensaciones y momentos importantes y entonces los hago crecer; otras veces, es algo que pasa o que escucho, que veo, que leo, una sensación que me sugiere alguna idea o se impone. Puede ser una música, el momento del baño del perro, una avispa que pasa volando. Por otra parte, me gusta jugar a ser otros personajes muy diferentes de mí. Creo que es algo así como jugar o actuar: soy un perro, soy un dragón, soy una señora malísima y desde esa posición ver qué cosas “me” pasan. 
3) Puede serlo en algunas circunstancias: a veces me piden que escriba sobre un tema en especial. Eso me divierte mucho. Es un desafío que me den el tema de antemano. Entonces hay que explorarse y explorar. Se investiga, se juega, es un trabajo delicioso. 
4) Una nouvelle editada en El Copista que se llama “Otro lugar”. Me gusta el trabajo de estilo que hice en ese breve libro. Lo escribí en seis meses y lo corregí durante cuatro años para recuperar las voces queridas. 
5) Creo que por el tema de la computadora leen mucho más, creo que leen todo el día: internet, emails, mensajes de texto, libros o revistas también; pero seguro que leen todo el día porque viven conectados. 



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Jorge Accame es Licenciado en Letras, docente secundario y universitario, escritor de novelas, cuentos, numerosos libros de literatura infantil y juvenil y dramaturgia. Su obra de teatro “Venecia” se presentó en Buenos Aires y se representó en numerosos países de América y Europa. 


1) Creo que hay sólo literatura. Algunos libros pueden ser más adecuados que otros para determinadas edades. Pero si un libro publicado en una colección infantil es bueno, conmueve también a lectores adultos. 
2) No elijo temas, son obsesiones que me rondan desde siempre de diferentes maneras, por lo general algo que escucho o leo prende la chispa. 
3) Los temas son más o menos los mismos desde que empezó el mundo: lo efímero, la eternidad, el amor, las pasiones, el dolor, la pérdida. Lo que cambia es el modo de construcción literaria, que podrá estar referido a determinadas épocas y lugares, pero es de resolución personal. Un autor honesto se escucha a sí mismo y no responde dócilmente al mercado. 
4) Quizá vuelva ocasionalmente a algún poema de uno, a un cuento de otro, a un breve pasaje de una novela. Con mis libros nos hemos amado y luchado juntos. Pero cuando se editan, ellos y yo estamos exhaustos. Los dejo en paz. Que se vayan, que hagan su camino solos. Les estoy agradecido a todos, pero hoy ya no deseo volver a ellos. El mejor es el próximo. 
5) “Antes” es algo difuso. ¿Antes de nuestros padres, de nuestros abuelos? ¿En el siglo 19? Lo que está lejos pierde sus contornos y permite la idealización. Creo que en general ahora los chicos leen más divulgación y temas de interés general, internet estimula la curiosidad y brinda muchas herramientas. La proporción de quienes se interesan espontánea y apasionadamente en literatura supongo que es más o menos similar. No veo razón para que haya cambiado. 



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Honoria Zelaya de Nader es Doctora en Letras. Escritora, investigadora, Co fundadora del Centro de información e investigación en Literatura Infantil de la Universidad Nacional de Tucumán. Obtuvo numerosas distinciones, entre ellos, el Segundo Premio del Ministerio de Cultura de la Nación a la Producción Regional, 1993, en la categoría investigación por, Evolución de la Literatura Infantil Juvenil en Tucumán. Desde el período indígena hasta 1940. Es un referente en el tema de Literatura Infantil y juvenil en Tucumán. 


1) Cierto día, en una escuelita rural de la provincia de Tucumán, al concluir la narración de uno de los capítulos de Las Aventuras de Pinocho se me acercó tímidamente un pequeño y casi en susurro me dijo: 
- Señorita. ¿Qué es un cuento? Sorprendida le respondí: literatura. 
-¡Ahhhh! Entonces Pinocho, es Literatura!- afirmó el pequeño con certeza. 
Desde aquel instante, cuando me preguntan si la Literatura Infantil es Literatura, rememoró aquel momento e inmediatamente se suma Chesterton y agrega: “el niño comprende la naturaleza del arte mucho antes de entender la naturaleza de la argumentación” 
No en vano desde la cuna los pequeños celebran esas palabras que les iluminan los sueños, esas que les dan respuestas a sus interrogantes, esas que exorcizan sus miedos, esas que les permiten descubrir el mundo y reinventarlo impregnadas de alto valor estético. Es que la literatura es una sola. 
En cuanto al adjetivo infantil, este se debe al perfil de los destinatarios (que tiene que ver con su desarrollo evolutivo, con sus intereses temáticos, con su ubicación sociocultural y con la época, a la que todos estos factores corresponden) pero de manera alguna a su jerarquía. Los que hablan de literatura infantil como una formalización cultural de segunda categoría nunca tienen en cuenta, a nuestro juicio, la identidad de la literatura como producción estética. Tampoco reconocen la especificidad de la infancia, una carencia que ha causado mucho daño en lo que respeta a la valoración y a la función que le corresponde. 
En consecuencia todo enunciado que plantee la caracterización de la misma impone como punto de partida la formulación de un concepto de infancia , puesto que la concepción vigente es resultado de un largo proceso denominado por Phillips Ariés: invisibilidad de la infancia 
2) Nacen de llamados emotivos a partir de ideas y convicciones que son isotópicas en mi ser. En el nacimiento de mis obras está lo que en mi infancia sembró una abuela narradora de cuentos más lo vivido, lo soñado, lo leído en mis años iniciales. Creo que reedito vivencias de una memoria afectiva. 
Ya ha sido señalado que los hacedores dan luz a las cosas, otorgándoles su identidad intrínseca. El diálogo entre literatura e infancia me habita siempre. 
3) Las ediciones infantiles y juveniles están sometidas a una fuerte presión económica y en consecuencia cabe preguntarse si su producción no se ha convertido en un hecho económico en el que el libro tiende a convertirse en un objeto industrial . Una de las consecuencias de ese estado de cosas es la producción de colecciones medidas por los mandatos de los personajes de moda, impuestos por la televisión, en las que pesan los envoltorios y la seducción publicitaria. Pero claro estamos hablando de bienes culturales, no de consumismo. 
4) Cada libro tiene su identidad y cada uno está indisolublemente unido a su gestación. En la medida en que el lenguaje de la forma literaria es expresión del misterio del ser, y más aún que es algo que se ha realizado de modo irrepetible y que ha resultado un fenómeno único, resulta - por lo menos en mi caso- imposible categorizar mi propia obra. Esa valoración la dejo para los críticos. No se nos escapa que algunos escritores lo hacen pero ello obedece a cánones personales 
5) Desde una perspectiva de llamada, de reclamo, de aproximación hacia una saludable relación entre el niño y los libros, se percibe con claridad un interés creciente por la instauración del reino de la lectura en la infancia. Y en consecuencia pareciera que los chicos leen más, pero como bien decía nuestra María Elena Walsh, a la hora de ver: vamos a ver a ver, el mundo al revés. 
Y en este mundo al revés ¿cómo podemos esperar que los chicos lean si sus padres no leen? Hoy el valor cultural es más proclamado que asumido. 



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Mónica Cazón es escritora ,autora de libros de microrrelatos, poesía y varios libros de Literatura Infantil y Juvenil. Es profesora de Ciencias de la Educación-Coordinadora de la Asociación literaria “Dr. David Lagmanovich”, auspiciada por la Universidad Nacional de Tucumán y por la Asociación Cultural Alberto Rougés. Colaboradora en La Gaceta Literaria Tucumán. 


1) La literatura es una sola, universal, sin regionalismos; ahora, por supuesto, el lector infantil es un lector diferente. Esta diferencia es la que nos responsabilizó desde siempre a comprometernos con las necesidades de la primera etapa del ser humano; única e irrepetible, que marcará o no tendencias a lo largo de esa vida. A partir de esta postura, entiendo que la “literatura infantil” no sólo existe, sino que es absolutamente necesario que se la plantee con la mayor seriedad, adaptando el mundo del adulto, a las necesidades del mundo infantil. 
2) Cuando comienzo a escribir un texto, no pienso en el tema. Luego, a medida que avanzo en la etapa productiva, el trabajo toma otro rumbo. Soy una escritora que incursiona en todos los géneros y en cualquier tema. 
3) Entiendo que para muchos escritores la demanda del mercado suele ser una gran motivación. Pero ese no es mi caso, y espero que en el futuro no se presente como una necesidad. Igualmente cada uno es libre de encarar su escritura como desee. 
4) De mis libros editos no tengo uno preferido, muy por el contrario entiendo que aún no lo escribí, por supuesto. 
5) Los chicos de todos los tiempos son buenos lectores cuando un adulto, o su grupo familiar, lo guía con el ejemplo para que la lectura se convierta en “hábito” o “necesidad”. No podemos ignorar la época que corre, en donde la tecnología y el tiempo que disponen los adultos, son fuertes contrincantes que debemos acomodar para que sean herramientas que sumen. También hay que tener presente lo que ofrecemos a ese niño para que el libro sea un elemento atractivo dentro de su universo lúdico, y lógicamente debemos escuchar sus preferencias. Un niño es tierra fértil, y se cosechará de él lo que sembremos a lo largo de su infancia; sin embargo, rescato el pensamiento del sociólogo Torres Rivas: "los modelos con los cuales nos desarrollamos en el pasado no conforman una tendencia inexorable de la cual debamos deducir el inevitable futuro, aunque señalan límites, dentro de los cuales es posible el cambio" 



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Horacio Semeraro - Miembro de la Academia Argentina de Literatura infantil y juvenil.
horacio.semeraro@hotmail.com
  

1 comentario:

  1. Hola María Belén: te felicito por tus últimos logros!!! en beso enorme y te veo cuando vaya a "La Linda"

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