Porque leer su poesía es bucear en las profundidades del ser humano y su circunstancia. Su obra poética es profunda, sensible. Es una poesía de indagación, existencial, de una permanente exploración de la realidad.
Hay en su poesía una tensión dinámica entre la realidad y el misterio personal,
tema propio del surrealismo que implica una búsqueda, una aventura interior que
intenta descubrir los misterios de la condición humana.
Leer a Orozco para recordar la infancia porque
en su primer libro Desde lejos (1946)
está su lejana infancia vívida y presente. Por sus versos desfilan el paisaje
arenoso de su pueblo natal, la soledad, los asombros infantiles y su casa
familiar. Su primer libro se abre con el
poema Lejos, desde mi colina que
comienza así:
A veces
sólo era un llamado de arena en las ventanas, / una hierba que de pronto
temblaba en la pradera quieta, / un cuerpo transparente que cruzaba los muros
con blandura / dejándome en los ojos un resplandor pesado, / o un ruido de una piedra recorriendo la indecible tiniebla de la medianoche; / a veces, sólo el viento…
Leer a Orozco y reconocer los asombros infantiles, los miedos, los presagios, los sueños, la adivinación, los juegos y la muerte. La obsesión por la muerte es un tema siempre presente en la poética de Orozco. Siendo muy pequeña fallecieron dos de sus hermanos. Ella lo presintió. Cuando tenía solo un año y medio ella misma estuvo al borde de la muerte y sobrevivió gracias a una curandera, según cuenta.
Leer a Orozco y reconocer los asombros infantiles, los miedos, los presagios, los sueños, la adivinación, los juegos y la muerte. La obsesión por la muerte es un tema siempre presente en la poética de Orozco. Siendo muy pequeña fallecieron dos de sus hermanos. Ella lo presintió. Cuando tenía solo un año y medio ella misma estuvo al borde de la muerte y sobrevivió gracias a una curandera, según cuenta.